El tiempo es oro. Germán, Juan Carlos y Sergio lo saben. Tienen sólo
48 horas para resolver cinco retos por equipos, crear, diseñar,
aprender, divertirse.
Ellos fueron tres de los participantes del Game Jam organizado por la
Universidad Javeriana de Bogotá y el Ministerio de Tecnologías de la
Información y las Comunicaciones de Colombia, llevado a cabo entre el 11
y el 13 de noviembre pasados.
Fue el séptimo Game Jam realizado en ese centro educativo y esta vez
estuvo abierto a personas de todas las edades (incluso menores de edad,
aunque con permiso de sus padres), de todas las disciplinas (no sólo
ingenierías, como suele pasar en estos eventos) y de todos los rincones
de Colombia.
Este año, los retos a resolver estaban relacionados con las ciudades
inteligentes y debían estar basados en el llamado Internet de las Cosas.
“Para entender qué es el Internet de las Cosas sólo hay que tomar el
nombre: se trata de cosas u objetos que están conectados a Internet: la
cafetera, la nevera, que ahora está muy de moda porque te avisa si se
acabó el mercado y te toca hacer la compra, e incluso las camisetas, que
pueden medir tu pulso cardiaco mientras corres o que ayudan a los que
tienen una enfermedad del corazón o son diabéticos”, explica Germán
Montañez, ingeniero electrónico de 26 años.
“Traje ropa pero no me he cambiado y tampoco me he bañado porque la
adrenalina y la emoción del reto nos lleva a trabajar sin parar. Y como
nos traen la comida entonces no perdemos tiempo en desplazarnos para
buscarla. Aquí, donde me ves, he dormido sólo 2 o 3 horas desde ayer. Le
meto mucha cafeína. Claro que tengo sueño, pero esto me gusta mucho”,
reconoce Montañez, después de casi 30 horas de haber comenzado la
competencia.
Porque todo hackatón que se respete -el término une el significado
más positivo de la palabra hacker con la palabra maratón- es una
competencia. Es verdad que es un encuentro de personas que se unen para
innovar y trabajar por un objetivo en común, en este caso una aplicación
tecnológica, pero no deja de ser una competencia.
Que a veces dura un día y a veces una semana. De hecho, se sabe de
grandes hackatones en el mundo impulsados por importantes empresas
tecnológicas sólo con el fin de reclutar nuevos talentos.
Al ingeniero Efraín Ortíz Pabón, director del programa de Ingeniería
de Sistemas de la Universidad Javeriana, le gusta decir que se trata de
un “ejercicio de cocreación”. Que también incluyó zona de descanso -una
sala con colchonetas-, de aseo -duchas- y de alimentos -con desayunos,
almuerzos, comidas y tres refrigerios para quienes se inscribieran-.
Este año, Ortíz Pabón estuvo al frente de otro hackatón organizado en
asociación con la NASA, que se realizó de manera simultánea en 170
ciudades y planteó retos relacionados con el cambio climático o la
llegada del hombre a Marte. El encuentro se realizó en abril pasado y
por Colombia participaron más de 100 personas.
Juan Carlos Rey, ingeniero industrial de 27 años, llegó al último
Game Jam como socio de Germán Montañez en una empresa de aplicaciones
tecnológicas que están tratando de sacar adelante. Es su primera vez en
un hackatón. “Yo pensaba que estos eventos eran sólo para programadores,
ingenieros electrónicos y de sistemas pero no, en este espacio hay
personas de todas las disciplinas y eso me parece importantísimo porque
cada uno aporta desde su área de conocimiento”, dice.
“Esto es como un pequeño Silicon Valley, un lugar donde hay
innovaciones alrededor a toda hora, hay lluvia de ideas y mucha gente
creando, creando y creando. Eso es muy chévere”, agrega.
Llegó el viernes en la tarde a la sede del evento. Son las 7 de la noche del sábado y solo ha dormido dos horas.
Los cinco retos de esta edición del Game Jam, todos relacionados con
el tema de las ciudades inteligentes, fueron los siguientes:
1. Mejorar la eficiencia en el uso del alumbrado público
2. Mejorar la movilidad
3. Mejorar la calidad del agua y crear una forma eficiente de monitorearla
4. Mejorar la calidad del aire y crear una forma eficiente de monitorearlo
5. Crear una forma de monitorear la rapidez de la atención médica en los casos de urgencias
2. Mejorar la movilidad
3. Mejorar la calidad del agua y crear una forma eficiente de monitorearla
4. Mejorar la calidad del aire y crear una forma eficiente de monitorearlo
5. Crear una forma de monitorear la rapidez de la atención médica en los casos de urgencias
Durante las 48 horas de hackatón, los asistentes recibieron seis
charlas de conferencistas expertos en distintos temas que les fueran
útiles para el desarrollo de sus propuestas, como Alejandro Guzmán,
gerente de Sistemas Inteligentes de Transportes de Bogotá, o Édson
Sánchez, responsable del tema de Ciudades Inteligentes del Ministerio de
Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
Al final, un equipo de jurados, compuesto por expertos de la
industria y del Ministerio, evaluaba las propuestas de cada equipo,
analizaba si el producto creado puede evolucionar hacia un prototipo
comercial o ser transferido -los derechos de propiedad intelectual y
creación siempre serán de los participantes que lo hayan hecho- y
entregaba premios cercanos a los 5 millones de pesos (unos US$ 1.700),
utilizables sólo para el desarrollo de la estrategia de marketing
digital del mismo.
El único requisito para los asistentes era llegar con su computador
personal y su documento de identificación. No importaba que fuera solo y
no tuviera equipo. Allá encontraría uno.
Que fue lo que le pasó a Sergio Pedraza. Está en cuarto semestre de
Economía, tiene 24 años, y llegó sin tener idea de lo que encontraría.
Llegó por curiosidad, porque una idea de negocio le da vueltas en la
cabeza desde hace rato.
“Inicialmente tenía muchas dudas, no sabía si seguir porque no veía
bien cómo podría aportarle desde mi campo, que es la economía, a los
proyectos que aquí se manejan”, explica Sergio.
“Era difícil entender lo que hablaban, pero he tomado un curso
intensivo al respecto en estas 35 horas de Game Jam. Poco a poco empecé a
ver que sí tenía la oportunidad de aportar, aunque no sepa nada de
electrónica ni de sistemas”.
Sergio terminó en el grupo de Germán y Juan Carlos, que ya tienen un
trabajo adelantado e incluso algunos sensores, hechos por Germán cuando
cursaba una Maestría en Ingeniería Electrónica, en Suiza.
Ganarse el premio no era su prioridad. El objetivo principal era
aprender, crear. Y si de ahí salía con una empresa y dos socios, pues
una maravilla.
A Sergio no lo acompañó el café, como a Germán y a Juan Carlos, sino
una botella de suero que evitó que se deshidratara en la jornada más
larga de su vida. Por ahora, la más larga y la más productiva.
Fuente: http://cnnespanol.cnn.com
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