Jenny Fry tenía 15 años y sufría una rara enfermedad no muy conocida: hipersensibilidad electromagnética (EHS,
por sus siglas en inglés). Su vida se había convertido en una pesadilla
y tomó la decisión más drástica: suicidarse. Su cuerpo fue encontrado
colgando de un árbol cerca de su casa en Chadlington, Oxfordshire, en el Reino Unido.